domingo, marzo 07, 2010

Cuatro poemas de Ángel Ortuño

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Las malas acciones

En forma de animal o de mujer impúdica, es
el diablo:
sus manos de muñeca mordida
por un cerdo,
las pezuñas
que asoman apenas
un quirúrgico instante,
las lindas zapatillas de cristal.

Por supuesto, no existe. Pero el Infierno sí.



Ápice de la decadencia romántica

Ustedes
no reconocerían una doncella
aunque los mordiera, aunque supieran
que la palabra gratis
había sido escrita
……………………con la lengua
por cada nuevo niño
(en algunos minutos, si medimos
con los años de un perro)
en paredes y pisos,
en los fruteros negros,
en casa de la bruja.

Pasarían, impertérritos, de largo.



Libélulas debajo de la cama

Con la voz que debieran
tener las tablas ouija
si no fueran la falsificación más evidente de un teléfono
después de que le cayera la caja de caudales
(puro acero), la niña lee poemas
mientras Drácula ríe:

--¿No suena espeluznante --pregunta entre hipos
y desconsideradas …... por lo muy perceptibles
emisiones de saliva sangrienta.



Doctora Corazón. Tarántula enfermera

La técnica falaz de las cosas infinitas.
Renato Leduc

Los charlatanes nos desacreditan.
Si 33 minutos les bastaran
para rendir --rogando otra patada
en medio de la boca--

al ser amado

o por ejemplo
que enloquezca de rabia algún vecino.

Pero no.

En cambio cuando digo
que con toda la ropa que ensuciaste
mandaría grabar
un juego de cubiertos

nadie me cree. Sucede
que ya nadie.


Ángel Ortuño
Boa
Mantis Editores, 2009.

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