jueves, julio 21, 2011

Reconciliación

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Poema mío, quiero que la busques
y te plantés delante de sus ojos
con tu papel efímero, tus blancos
más vacuos que la luz delimitando
el espacio entre estrellas. Y que defiendas
mi insuficiente disculpa por haber dicho
más de lo que hace falta y mucho menos
de lo que ella provoca. Poemita,
serás tan cuidadoso que aun solo
deberías poder ser recibido
y por las dudas llevá una palabra
que no significa poco, aunque parezca
ridícula y gastada, abrigate
con las dos breves sílabas de "amor".
Si no fueras así vestido acaso ella
fácilmente te crea mentiroso.
No importa cómo suenes pero decí
esto que escribo: "El que me mandó
quiere que lo perdones. Sus preguntas
no dejan de encontrar buenas respuestas
en vos. Ahora está tan seguro
como se puede en la época, en los años
de seguir siendo tuyo y no evocar siquiera
la pesadilla de perderte." Si no te cree,
decile que sí escuche la palabra
de eros que tanto nos ha dado
y que ya dice: "Que al menos gracias
a este tono suave te quedés con el poema
para hablar de quien te envía, y si entonces
por tu ruego lo perdonás, que una sonrisa
anuncie la paz y renueve la promesa
del cuerpo que nunca se gasta." Ahora,
poema mío, andá cuando quieras
y llegá hasta el lugar donde tendrás sentido.


Silvio Mattoni
La chica del volcán
Alción, 2010.

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