viernes, febrero 14, 2014

Cuatro poemas de Eduardo Milán


Una economía de mercado no necesita lo que hago
una economía que desea, desea
me obliga al qué, si no
se me ha vuelto un sino, qué sino
vivir diciendo para qué sirve
lo que no sirve a una economía de mercado que serviría al más tonto

si me fuera con mi canción a otra parte
si mi canción fuera a las formas que preceden a la producción capitalista
el genio alemán pasó por allí diciendo "tiene un valor en sí mismo"
claro que mi canción no coincide con lo que se entiende por canción

no hay moneda que coincida
de ahí esas monedas en el suelo






--No odies tanto las palabras, vives de ellas
--no odio las palabras, aunque encubren
capaces de llevar a la cumbre al que no era
--no hay ningún rey real
más que el deseo de hacerse amigo del rey--
ciertas aves rapaces distraídas, tontas, no el águila
una inminencia de nido, unos gritos de pichón de nido
que se hace con saliva, ramas, barro, musgo, se deshace luego
ese equivocarse de presa
en cuanto a vivir de ellas no sé si no son ellas las que viven de mí

hablaban entre sí con el otro y el otro entre sí hablaba con el otro
se apoyaban los codos en la mesa casi sin peso
en la taberna, sobre el césped, en el tú a tú amante





Qué quieres
sé de memoria lo que no quieres
puedes dar el paso siguiente
sé de memoria lo que quieres
luego el siguiente --cuidado con el acantilado--
sé lo que quieres luego de su memoria
un caballo se sacude la memoria del caballo
crin mojada por la lluvia avienta gotas
eso en que se transforma un poema cuando ya no
memoria del poema
el fluido se derrama por la página en un plasma ahora líquido
así abandona el flujo
lo que emana ya no emana, lo que irradia ya no irradia

sé lo que quieres
dando vuelta a la manzana ves la manzana de atrás
ya no sirve lo mismo desde distinta mirada
las campanitas del convento allá sobre la montaña
sólo de cerca campanitas nítidas
mugidos de vacas
el riachuelo que murmura entre piedras, entre peces
marcas de campana, murmurar grabado





Si yo no tuviera esta historia que tengo
si tú no tuvieras esa historia que tienes
si ellos no tuvieran esa historia que tienen
te seguiría hasta el fin del mundo, contigo me hundo
me seguirías hasta no sé donde el sol se esconde
se seguirían seseando --haciendo eses-- hasta el fin

la tienen, ellos, la tienen, él, ella
todo fue de una belleza viva, transparente
--se los podía ver del otro lado, ebrios de ellos--
así hace la memoria realmente, hace visible, empareja
silla, cita





Eduardo Milán
Tres días para completar un gesto
Filodecaballos, 2013.

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