miércoles, febrero 07, 2018

Cuatro poemas de Hannah Arendt


[Sin título]

Cuando declina la sobretarde
llegando al umbral del anochecer
todavía no es de noche,
todavía alza su vuelo el pájaro,
todavía se estira el árbol.
Pronto soplarán más fríos
la noche y el sueño.




[Sin título]

Esta fue la despedida.
Algunos amigos se vinieron,
y el que no se vino había dejado de ser amigo.

Esta fue la velada.
Vacilante retardó el paso
y sacó nuestras almas a la ventana.

Este fue el tren.
Midiendo el país en volandas
y deteniéndose por la angostura de alguna que otra ciudad.

Esta es la llegada.
El pan ya no se llama pan
y cuando el vino lo nombramos en lengua
       extranjera la conversación ya no es la misma.




[Sin título]

Viene lo antiguo para volver a darte escolta.
No le vuelvas el corazón ni te dejes cautivar,
no te quedes, despídete del tiempo,
y conserva, sí, tu agradecimiento y tu arrobo,
pero no dejes prendida la mirada.



Parque junto al río Hudson

Pescadores pescando en silencio en los ríos
del mundo entero.
Conductores conduciendo a ciegas por caminos
alrededor del mundo entero.
Niños correteando, madres llamando,
el mundo es espléndido.
A veces una pareja de amantes
se pasea por el mundo.

Pescadores pescando en silencio en los ríos
hasta el anochecer.
Conductores conduciendo a ciegas por caminos
apresurándose a la muerte.
Niños, dichosos al sol,
jugando a la eternidad.
A veces se pasea una pareja
en compañía del tiempo.

Pescadores pescando en silencio en los ríos:
la rama cuelga solitaria.
Conductores conduciendo a ciegas por caminos
sin descanso hacia el descanso.
Niños jugando, madres llamando,
casi hay eternidad.
A veces se pasea una pareja
cargando con el peso de los tiempos.




Hannah Arendt
Poemas
Traducción: Alerto Ciria
Herder, 2017.

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